Las temperaturas y la sequía no dan tregua, al menos en el centro del país. Cada día miramos los pronósticos ilusionados pensando que ya pronto tiene que terminar, pero mientras, ¿qué hacemos?

Es difícil salir al jardín estos días, lo mejor es madrugar o pasar noches largas regando. Al menos para evitar males mayores o muertes irreversibles, el pasto puede ponerse amarillo, no pasa nada, se recupera, pero las plantas, no. Nada es como la lluvia, pero siempre el riego ayuda. En casos especiales (los menos por suerte), se ven jardines inundados, en donde junto con el calor se ven malos resultados (plantas pudriéndose). Nunca es bueno ir demasiado en contra de la corriente, ya vendrá el otoño y con él las lluvias y la baja de temperatura, por ahora solo se trata de resistir.

El jardín en febrero está en un compás de espera, aguardando la llegada de marzo con un poco de alivio, el final de verano y otoño resultan siempre tanto más agradables para las personas y para las plantas también!

CANTEROS

Con los canteros ya podados o terminándose de podar, la tarea consistirá básicamente en mantenerlos limpios, libres de malezas, y regados. También pueden reubicarse algunos tutores, considerando el crecimiento desde ahora hasta el final del otoño. Siempre es mejor que crezcan dentro de los tutores. Si, por el contrario, no han sido podados (y no hay intención de hacerlo), la tarea consistirá en tratar de mantener las plantas lo más prolijas posible, cortando las varas ya florecidas, sacando las hojas enfermas o muertas y ajustando los tutores.

En el caso de no haber podado y querer hacer una poda en este mes, ésta no deberá ser demasiado intensa o baja, ya que el tiempo para rebrotar antes del otoño, se va acortando. Esta poda suele hacerse en aquellas plantas que volverán a florecer hacia finales de verano y otoño, como ser las salvias. Febrero también podría aprovecharse para empezar a preparar el sitio en donde podrían ubicarse nuevos canteros. Eliminando el pasto mediante la aplicación de herbicidas de baja toxicidad o sacando los panes de pasto. De esta manera cuando llegue marzo y abril, ya tendremos parte del trabajo hecho.

CÉSPED

El césped castigado por la sequía trata de sobrevivir. No hay que desesperar, una simple mirada al borde de la ruta, nos hará darnos cuenta, que ese césped hoy amarillo, ni bien caiga una lluvia, va a reverdecer, y ahí seguro que no hay riego por aspersión.

En jardines en donde el riego es por manguera, éste puede hacerse con regadores oscilantes (para mí son los mejores) o a mano. Lo mejor es regar a última hora del día, o muy temprano, para evitar pérdidas de agua por evaporación. Y también los riegos deben ser profundos y espaciados en el tiempo, Pueden continuarse las mejoras con gajos, panes o plugs de césped, considerando que con el calor van a avanzar pronto y cubrir las áreas castigadas.

Hay que controlar las depresiones en el césped que a veces son fruto de grillos topos que van socavando el suelo y comiendo las raíces del pasto. La acción sería eliminar la plaga, aplicar un fertilizante líquido y después una capa de arena para mejorar esas depresiones provocadas por las cuevas de los insectos.

HUERTA y FRUTALES

En la huerta el objetivo ahora está puesto en mantener las plantas sanas y productivas. Con el calor y el tiempo seco, es probable que determinadas plagas se hagan más presentes. Las arañuelas están a la orden del día, atacan principalmente tomates y berenjenas, y chauchas, aunque también podrían atacar otras plantas. Aunque es una plaga muy pequeña su daño puede ser mortal.

Otras plagas tipo coleópteros (vaquitas de todo tipo) pueden aparecer, su aparato bucal masticador puede causar estragos. No hay que confundirla con la vaquita de San José (color castaño) o la de San Antonio, ambas benéficas por comer pulgones. También pueden verse langostas y chinches.

A veces es necesario fabricar pequeños túneles para darle media sombra a ciertas plantas en las horas de sol más fuerte.

En cualquier caso puede recurrirse a remedios orgánicos, sumando la limpieza permanente de hojas enfermas o atacadas y el control mecánico (matando las plagas a mano).

Si la elección fuera aplicar productos químicos, es muy importante elegir aquellos de baja toxicidad y leer muy bien la etiqueta respetando los tiempos de restricción entre última aplicación y cosecha. Febrero es un buen mes para empezar a planificar la huerta de otoño, haciendo esquemas de la huerta y seleccionando semillas y cultivos para empezar a sembrar cuando baje el calor.

En las tomateras el trabajo es semanal, de esta manera se mantienen las plantas productivas.

La huerta está a pleno con los tomates, berenjenas, pimientos, zucchinis, zapallitos, pepinos, chachas melones, etc. Frutos que crecen día a día gracias al calor del verano.

Pueden sembrarse hojas (rúcula, lechuga, acelga) siempre bajo la media sombra.

En cuanto a los frutales, las peras ya están para cosecharse, en general se cosechan verdes para terminar su maduración en la cocina….Yo aprovecho y hago compota, tartas, y todo tipo de postres, ya que cuando se cocinan no importa si no están bien maduras.

Las manzanas, los membrilleros y los guayabos siguen su crecimiento. Lamentablemente si hay mosca de los frutos, deberán hacerse curaciones para que no arruinen la fruta.

En el caso de los ciruelos y duraznos en los que ha terminado la cosecha, pueden podarse algunas ramas largas y organizar un poco la copa. Si bien no es como la poda de invierno, sirve para organizar la energía de la planta y ayudarla a formar buena copa para la próxima temporada.

ÁRBOLES Y ARBUSTOS

Algunas trepadoras que ya han dejado de florecer y que no lo harán nuevamente hasta la próxima primavera, pueden beneficiarse con una buena poda. Tal es el caso de los jazmines de leche, que podándolos ahora intensamente logramos mantener su tamaño y forma, y con el calor del verano brotan enseguida, de manera que entran en el invierno bien armados. 

Poda de jazmín de leche.



Es importante regar idealmente a la tarde

Increíblemente con la sequía hasta las plantas más maduras se las ve sufrir por la falta de agua. Hay que tener en cuenta que, con tanta ausencia de lluvia, puede ser que el riego por aspersión no sea suficiente ya que solamente riega las capas superiores. Siempre conviene reforzar con un riego de manguera profundo, al menos cada 7 o 10 días. El mejor riego es olvidarse la manguera bajo algún árbol o grupo de plantas y dejar que inunde. Los pajaritos van a estar contentos, y las plantas también.